Nuevos transportes para un nuevo siglo

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La movilidad en nuestro planeta tiene que cambiar, ha de cambiar y de hecho está cambiando. La pandemia de coronavirus en la que nos hemos visto envueltos todos los países, en menor o mayor medida, ya ha provocado que muchísimos usuarios de metros, autobuses e incluso de vehículos compartidos estén buscando soluciones diferentes para llegar a sus puestos de trabajo y demás. Obviamente, no todos tienen la suerte de poder hacerlo y por ende los autobuses y, sobre todo los metros de las grandes ciudades como Madrid o Barcelona, siguen llenos hasta los topes en hora punta, pero por lo menos se está intentando.

Cuando hablamos de oficinas o comercios la cosa cambia, pero son miles los empleados de fábricas ubicadas en polígonos industriales que antes de la Pandemia compartían vehículo para llegar hasta sus puestos de trabajo, ahorrando así gasolina al tiempo que compartían el viaje con compañero. Esto, aunque no lo hicieran por ese motivo, también ayudaba al medio ambiente, pues si en lugar de ir 4 vehículos al mismo polígono y a la misma hora acudía 1 vehículo con cuatro viajeros el beneficio es obvio, si ese ahorro es diario y por supuesto en más de una situación ya tienes el cóctel que hace que merezca la pena.

Sin embargo, con la pandemia activa, esos cuatro compañeros que compartían vehículo se plantean la posibilidad de ir cada uno con su propio coche, o moto, para evitar ese contacto tan directo y cercano, a pesar de las mascarillas. Del mismo modo, los usuarios de metros y autobuses se plantean adquirir vehículos para desplazarse cómodamente sin tener que meterse en medio de aglomeraciones donde es imposible respetar la distancia de seguridad en horas punta, y al final la conclusión es que tenemos dos opciones, seguir contaminando cada día un poco más o adaptarnos para encontrar nuevos tipos de transporte.

Transporte público

Está claro que es mucho más ecológico usar el transporte público que un vehículo privado pero ahora mismo, aunque no hay que perder de vista ese sentimiento de protección medioambiental, la realidad es que lo que prima es protegerse de la Pandemia, y prevenir, que siempre es mejor que curar.

Ojalá hubiera un modo de adaptar autobuses, metros o tranvías a la nueva situación pero es complicado. Se me ocurre, por ejemplo, modificar un autobús donde las partes superiores de las ventanas estén siempre abiertas, para que haya ventilación contante, y donde no haya espacios para viajar de pie, para que todos tengan que sentarse en una ubicación concreta y si está lleno no pueda subir nadie más. Por supuesto, entre asiento y asiento, pantallas de PVC o metacrilato o lo que las autoridades digan que es más seguro. Pero adaptar el transporte público así sería inviable económicamente puesto que no hablamos solo de las reformas que eso conllevaría en toda España, para todas las compañías, sino que como además habría un aforo mucho más limitado no sería viable mantener en activo ese transporte público porque habría más pérdidas que ganancias, tanto a corto como a largo plazo.

¿Entonces, qué solución podemos buscar? Pues en mi opinión una a largo plazo. EL tema del coronavirus ha hecho que el transporte público sea peligroso pero no va a ser así toda la vida por lo que, cuando todo esto pase, tal vez debamos plantearnos una modificación de transporte, sí, pero para evitar la contaminación y respetar el medio ambiente. ¿Qué tal si hablamos de autobuses eléctricos que se carguen en grandes superficies destinadas a tal labor mediante paneles solares? Lógicamente la inversión de la que hablo sería mucho mayor que la nombrada en el párrafo anterior pero sería a más largo plazo y las ventajas durarían para siempre, de ahí en adelante claro está. Hoy por hoy, el transporte público debe quedar relegado a un segundo plano, al menos hasta que pase la pandemia.

Vehículos privados

Por supuesto, y sé que todos estáis pensando lo mismo, en este ámbito hay que poner por delante la posibilidad de compra de vehículos eléctricos. Todos sabemos que hay muchos hándicap aún, como que no todo el mundo tiene garajes donde instalar un punto de recarga para llenar la batería de su coche nuevo, o de su moto, pero para eso hay que seguir buscando soluciones.

Por un lado, el Estado debería ponerse las pilas al respecto y empezar a poner puntos de recarga por todas ciudades. Imagino que se empezaría por las grandes urbes, pero poco a poco deberían llegar a cada pueblo, a cada municipio, con el fin de que todos podamos tener acceso realmente a un vehículo eléctrico. Mientras tanto, las motos eléctricas con batería extraíble que puedes subirte a casa y cargar en un enchufe normal son una posibilidad y, por supuesto, los híbridos, que aunque siguen contaminando, ya es mucho menos que lo que lo hace un vehículo a gasolina tradicional, o diésel.

En Guipúzcoa conocí una empresa, Urbancar, especializada en coches sin carnet. Este tipo de vehículo es muy interesante porque son de tamaño reducido, perfecto cuando quien viaja es una persona o dos como mucho, y por ende ideales para moverse por ciudad, ir a trabajar y demás recados de la vida diaria sin contaminar tanto como lo haría un vehículo normal. Estos coches vienen a ser una posibilidad más similar a ir en moto que en un vehículo, con la comodidad que aportan las 4 ruedas y la seguridad de la carrocería. Pero lo verdaderamente interesante son los coches eléctricos sin carnet que tienen en venta pues no solo te aportan las ventajas anteriores sino que además te dan la posibilidad de ser totalmente ecológicos. Creo, verdaderamente, que estos vehículos con una gran elección cuando hablamos de la movilidad de personas en ciudades y, sobre todo, para acudir a su lugar de trabajo.

Pero, vamos a ir un poco más allá ¿y si pudiéramos tener un vehículo totalmente personalizado y adaptado a las circunstancias de cada persona y/o familia?

Esta idea es algo que lleva rondando la cabeza desde años aunque lógicamente no tengo ni los conocimientos ni la economía suficiente como para ponerla en marcha a nivel empresarial. Gestécnica, la conocida empresa de homologación de vehículos, me explicó una vez que mi idea podría ser posible ya que, siempre y cuando se cumpla la normativa vigente, se puede homologar un vehículo por muy reformado o adaptado que esté.

Si esto es así, pensemos en una familia de cinco miembros que necesita un vehículo amplio, tipo SUV o Monovolumen, pero están muy comprometidos con el medio ambiente y no quieren comprar un vehículo tradicional. Por supuesto, la opción del vehículo eléctrico es totalmente factible pero si no tienen donde cargarlo se vuelve inviable, así que la empresa “X” decide fabricarles su propio vehículo. ¿Cómo? Pues para empezar adquiriendo un vehículo nuevo, o de segunda mano, amplio, con buen motor, y desde ese punto empezar a reformar. Si existen baterías extraíbles que puedes cargar en casa durante la noche para ciertos modelos de motos, ¿por qué no instalar grandes baterías con celdas extraíbles que tengan el mismo funcionamiento? Siempre puedo subirme un par de celdas, o tres, dependiendo de lo gastado ese día, y recargarlas en casa durante la noche para volver a instalarlas ene l vehículo al día siguiente y seguir funcionando cómodamente.

Tal vez, el hecho de poner ese tipo de baterías obligaría a los vehículos a perder capacidad en el maletero ya que hablamos de baterías grandes con celdas extraíbles tipo maleta que, precisamente pequeñas no son, pero ¿y si en lugar de perder maletero se instala esa batería en una especie de sobre techo? ¿y si instalamos paneles solares en ese sobre techo? ¡Quién sabe la de posibilidades que podrían ocurrírsenos de tener las posibilidades de llevarlas a cabo! ¿verdad?

Pensemos ahora en una pequeña familia de tres miembros. Lógicamente les sobraría uno para poder conducir un coche eléctrico sin carnet como los mencionados anteriormente pero podríamos crear algo similar a lo fabricado para la gran familia de 5 miembros, solo que con un vehículo más pequeño.

Agua como combustible

Pero el colmo de los colmos hizo acto de presencia ayer mismo, viendo las noticias. Resulta que han encontrado agua en la luna, congelada por supuesto pero agua al fin y al cabo, y por lo que han explicado eso es todo un hallazgo, no solo porque eso daría a pie a plantear miles de teorías sino porque implica que cabría la posibilidad de construir una base lunar donde las naves terrestres puedan reposar combustible fabricado a partir de esa agua. Y digo yo, ¿si pueden fabricar combustible con agua en la luna no pueden fabricarlo aquí en la tierra? ¡JA!

Por lo visto eso de que hacer un motor que funcione con agua como base es una ilusión irreal no son más que falacias porque si existe esa posibilidad para los grandes motores de las naves y cohetes es evidente que también existe para un vehículo, lo que pasa es que no compensa económicamente, y en nuestra sociedad todo se mueve por economía. Así que, mientras que seguimos destruyendo bosques y ecosistemas, algunos de nosotros queremos salir de esa manada de borregos y optamos, dentro de lo posible, por caminar, coger la bicicleta, comprar vehículos eléctricos o coger el transporte público (cuando esto sea posible), pero ¡ey! la solución existe, solo hay que plantar cara y exigirla.

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