Hay quienes tienen colecciones de objetos de lo más extrañas y aparecen en periódicos, blogs y otros medios solo por la singularidad de su elección a la hora de coleccionar, y entiendo ese interés pero a la hora de la verdad a mí me parecen personas que coleccionan cosas sin utilidad. Yo colecciono relojes, más caros, más baratos, de grandes firmas, de marcas más llanas y para mi familia soy lo peor porque gasto dinero y acumulo. Vamos a ver… ¿no nota nadie la diferencia?
Os voy a contar algunas de las colecciones más extrañas de las que tengo conocimiento:
Carteles de “No molestar” de los hoteles: en este caso no sé si es por ganas de fardar o por coleccionismo. El suizo Jean-FranÇois Vernetti colecciona carteles de “no molestar” de hoteles de todo el mundo y de hecho ha ingresado en el libro Guinness de los récords gracias a esta colección que inició en 1985. Lo que yo digo, es que este hombre se habrá dejado un dineral viajando por todo el planeta para conseguir dichos carteles ¿no? Y yo, me llevo la bronca cada vez que quiero comprar relojes online en esa tienda en la que os pongo enlace que es, según lo que yo he visto, de lo más económico del mercado.
Tengo relojes de Armani, de Bering, de BMW y de DKNY, pero también de marcas más económicas como Casio o Lotus y sin embargo sigo en el ojo del huracán cada vez que veo un modelo que me gusta y que quiero tener. Es totalmente injusto.
Pelusas de ombligo: lo que yo creo es que este hombre tiene una enfermedad porque sino su colección carece de sentido. Lleva 32 años coleccionando las pelusas que se acumulan en su ombligo y, como no, también ha entrado en el libro Guinnes. Me parece totalmente asqueroso. A ver. ¿Vosotros qué preferís tener en casa, relojes o pelusas de ombligo? En fin…
Productos Pokemon: esto, aunque me parece una burrada tiene más sentido para mí. Lisa Courtney es fan de Pokemon y por eso colecciona productos de merchandising oficiales relacionados con esa serie japonesa. Actualmente tiene más de 16.000 productos de Pokemon, y en su gran mayoría hablamos de peluches por lo que yo pienso ¿dónde narices los mete? En serio, yo digo con lo mío, ¿cómo pueden quejarse en casa porque tengo dos cajones llenos de relojes cuando esta chica debe tener cuatro o cinco habitaciones llenas de peluches? ¿Alguien me lo explica?
Autos a escala: esta es otra de las colecciones más comunes que hay en el mundo junto a los relojes, pero lo que hace diferente a Sergio Goldvarg es que él tiene la más grande del mundo con más de 14.000 modelos distintos. He visto una foto de su casa y solo se ven estanterías y más estanterías repletas de esos cochecitos, pero yo ocupo mucho espacio con mis relojes ¿no? Eso por no hablar del dineral que se habrá dejado en los cochecitos de marras.
Vestidos de salón: Nargot Brokman, y su esposo, tienen 55.000 vestidos de baile de salón que han ido acumulando durante toda su vida ya que él le prometió a ella cuando se conocieron que tendría un vestido nuevo distinto cada vez que fueran a disfrutar a esos bailes. Conclusión, se han arruinado seguro pero tienen un armario de lo más completito. Además, hay que reconocer que el caballero es uno de esos que cumplen las promesas, hasta el final, y aunque ya no quepa más tela en la vivienda.
Cajetillas de cigarrillos: esa habitación debe ser el paraíso del cáncer de pulmón porque Wang Guohua tiene, nada más y nada menos, que más de 30.000 cajetillas de cigarrillos con el sello de cien marcas de diez países distintos. Por supuesto, también tiene un lugar en el libro Guiness de los records.
Lápices: Otro objeto que me parece totalmente inútil coleccionar. A ver, los relojes al final tienen un valor, incluso si consigues alguna antigüedad puede salirte redonda la jugada pero ¿qué valor pueden tener los lápices? El caso es que Emilio Arenas tiene casi 11.000 lápices distintos procedentes de todo el mundo, incluso un lápiz de 17 mm, de los que solo existen 10. Y en contraposición tiene un lápiz de 1,10 metros de largo. Imagino que no debe ser muy cómodo usarlo.
Otras colecciones de lo más extrañas: jarras de cerveza, Barbies, penes (literalmente) de diferentes especies de mamíferos, bolsas para el vómito, comida de plástico, zapatillas, etc. Y luego se meten con mis relojes… increíble.