Cuidados tras una intervención oral con anestesia

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La anestesia es la técnica más utilizada para eliminar la sensibilidad de la boca, es decir bloquea la conciencia del dolor. Dependiendo de si se desea actuar sobre una pequeña o concreta parte del cuerpo, sobre una región corporal o un determinado miembro del cuerpo o si implica la ausencia temporal de la sensibilidad de todo el cuerpo y por tanto la pérdida temporal de su nivel de consciencia, la anestesia puede ser de tres tipos, local, regional o general.

Las clínicas dentales son algunos de los establecimientos clínicos que más trabajan con la anestesia y es que esta entra en juego cada vez que un paciente se posa sobre la silla del dentista para evitar el dolor que se pueda derivar del trabajo del profesional. En este sentido, para todos aquellos que como nosotros tenéis cierto respecto al dentista, nosotros os recomendamos que visitéis la Clínica dental Gonzalvo, puesto que ellos trabajan con un gran cuidado y ayudan a todos sus pacientes a superar todos y cada uno de los problemas bucodentales que presenten de la mejor manera posible y para ello cuentan con un doctor especialista en cada uno de los tratamientos que ofrece siempre con las técnicas más avanzadas y la mejor tecnología.

Tras una intervención oral, el efecto de la anestesia en la boca puede llegar a durar varias horas, dependiendo de varios factores como el tipo de anestesia, la técnica utilizada, el lugar de la punción, los fármacos utilizados, etc. Es por ello por lo es muy probable que se presenten determinados efectos secundarios, sin importancia, que desaparecerán una vez que la anestesia deje de actuar. Estos efectos de los que os hablamos pueden ser tales como la dificultad para hablar claramente, para comer o beber con normalidad, mareos, dolor de cabeza, visión borrosa, sensación de punzadas o agujas en la boca, etc. Así, uno de los consejos que debemos contemplar para que el efecto de la anestesia pase más rápido es aumentar la circulación sanguínea en la zona con cuidados como, por ejemplo:

  • Masticar lentamente. Debido a la falta de sensibilidad en la zona anestesiada, a la hora de comer nos podemos morder o hacer daño, por lo que debemos masticar lentamente alimentos suaves, fríos y de fácil ingesta como yogur, trozos de fruta, etc. Además, debemos tener en cuenta que los trozos deben ser pequeños para no atragantarnos y complicar todavía más la situación. La masticación estimula la circulación sanguínea, por lo que con ello haremos que el efecto de la anestesia pase más rápido.
  • Masajear la boca. El masaje aumenta la circulación de la sangre, por lo que un masaje suave y circular realizado con los dedos sobre la boca, labios, mejillas, mandíbulas… en la zona afectada conseguirá despertar la boca y que la anestesia pase más rápidamente.
  • Tomar mucha agua. Está demostrado que al tomar mucha agua aumenta la circulación de la sangre, se aumenta la producción de saliva y se aumenta asimismo la eliminación de toxinas mediante la orina.
  • Compresas en la zona del rostro afectada. Para aumentar la rapidez de la eliminación de la anestesia es importante la colocación de compresas tibias en la zona del rostro de la zona afectada. Si el problema es un dolor dental la compresa debe ser fría.
  • Dormir un rato, leer un libro, descansar… es una forma de darle el tiempo suficiente a la anestesia para que desaparezca de nuestro cuerpo y con ella los efectos que conlleva.

Como en cualquier tipo de tratamiento o intervención quirúrgica, por muy frecuente o poco compleja que sea, la administración de anestesia entraña y no está exenta de determinados riesgos, por lo que los profesionales están formados para prevenir, reconocer y tratar cualquier imprevisto que surja. La tasa de mortalidad de la anestesia general, se estima que es de 1 por cada 100.000 a 200.000 intervenciones, lo que significa un riesgo de muerte de entre el 0,0005% a 0,001%.

En la inmensa mayoría de los casos, si surge alguna complicación, estas se derivan de complicaciones durante la propia intervención como hemorragias, lesión o quiebra de órganos vitales… o enfermedades graves que el paciente ya poseía anteriormente a la cirugía como, por ejemplo:

  • Enfermedades cardíacas, renales, hepáticas o pulmonares en estado avanzado.
  • Historia previa de reacción anafiláctica.
  • Pacientes automedicados.
  • Uso frecuente de bebidas alcohólicas o drogas.
  • Historial de tabaquismo.
  • Presentar hipertermia maligna.
  • Apnea del sueño.

¿Qué se ha de hacer para abrir una clínica dental?

Si un profesional de la odontología desea establecer una clínica dental tiene dos opciones, establecerse en una clínica nueva o adquirir/alquilar una clínica ya existente. En ambos casos para poder abrir sus puertas al público deben contar con la correspondiente licencia de apertura y cumplir con los requisitos señalados en el Real Decreto 1277/2003, de 10 de octubre, por el que se establecen las bases generales sobre autorización de centros, servicios y establecimientos sanitarios, así como lo dispuesto en el Plan General de Ordenación Municipal del Ayuntamiento en el que se desee establecer.

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