A mí es que el tema de la prohibición o permisividad de la presencia de animales en según qué espacios públicos, o privados, es algo que cada año me pone de más mala leche. No puedo evitarlo y no pienso callarme, aunque haya más de uno que me mire mal por decirlo. Y es que, aunque a veces creo que habría que coger a algunos propietarios de las orejas, meterles un multazo de tres pares de narices, y darles un buen escarmiento, soy de los que cree que un perro bien educado con un dueño respetuoso molesta menos que algunos humanos así que eso de prohibirles la entrada a ciertos espacios no lo soporto.
Somos España, y como tal, vamos por detrás de muchos países en ciertos temas (y por delante en otros que quede claro), sin embargo creo que siendo, como somos, un país turístico, deberíamos dar más opciones a los viajeros con mascotas.
Este año es el primero en el que mi perro Pluto (sí, como el de Disney) se ha venido conmigo de vacaciones y nos hemos ido al norte del país. Y es que no es lo mismo vivir en el centro y sur de nuestra península que hacerlo en Asturias, Galicia o País Vasco. Para empezar, hemos viajado en avión, los dos juntos (y mi mujer también pero hoy no vamos a hablar de ella), y eso es algo que agradezco a animalesporavion.com, una de las pocas empresas especializadas en el transporte de animales en la que se puede confiar. Y para continuar, lo que he visto, ha sido respeto, algo que en el sur no hay.
Puede resultar demasiado generalizado decir que en el sur somos más sucios, menos respetuosos y más pasotas, de hecho, a mí personalmente me molesta que se hable así porque yo soy del sureste español y me toca mucho las narices eso de las generalidades, pero la realidad es que el norte está más limpio, los propietarios de los animales son más respetuosos con el prójimo y pasan menos de todo. Esto es, al menos, lo que yo he visto: nada de cacas por el suelo, propietarios limpiando con agua y vinagre los orines de sus perros por la calle, perros educados que no se ladran entre sí ni se acercan a molestar a los viandantes, etc. ¿Y en qué se traduce todo esto? Pues en que he podido entrar con Pluto en todos los restaurantes en los que he querido pues no ponen restricción casi ninguno, en que he podido acceder a centros comerciales y tiendas a pie de calle con él, y hasta he subido en transportes públicos y taxis acompañado de mi amigo peludo, algo que en el sur de España es totalmente impensable.
¿Quién es más sucio?
Y esto es algo que no entiendo. Si bien es verdad que el dueño descuidado y poco respetuoso siempre se dejará la caca de su animal en la calle y le dejará hacer lo que le venga en gana, la realidad es que ese animal en una playa, por ejemplo, no se deja colillas por el suelo, ni papeles de envoltorios, ni latas de refrescos vacías, ni plásticos, ni cristales… ¿sabéis quién sí que se deja esas cosas por el suelo y la arena? Nosotros, los humanos, los que supuestamente tenemos cierto raciocinio y estamos bien educados. Pero nosotros tenemos permiso para entrar a bañarnos y ellos no.
Del mismo modo os podría poner ejemplos lógicos de casi cualquier lugar pues un animal que no defeca donde no debe, ni orina, que no ladra y que no molesta, es un animal que va a entrar en un espacio y a salir del mismo sin modificar nada en su interior, nosotros desordenamos, ensuciamos e incluso molestamos a quienes no han hecho nada.
El ser humano es muy egoísta y por eso no me sorprende que los animales sean mejores que nosotros en la mayoría de los aspectos, ahora bien, no entiendo que siempre acabemos culpando a buenos por pecadores porque en el sur también hay dueños respetuosos que no dejan una sola caca en la calle, limpian los orines y educan a sus perros, pero ellos tampoco pueden entrar en playas, centros comerciales, tiendas ni restaurantes. Ya se sabe, todo el mundo debe cumplir las mismas normas por ridículas que parezcan al aplicarlas a ciertas personas o animales. ¿Verdad?