La cultura del piercing: más que una moda

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Al ser humano le gusta sufrir por placer. Eso es algo irrefutable, por mucho que no nos guste reconocerlo. Soportar el dolor es algo que, en muchas culturas ancestrales y milenarias, suponía un acto de valentía y fortaleza. En realidad es así, si soportas el dolor, eres fuerte y valiente. Sin embargo, una cosa es soportar un dolor causado por una circunstancia ajena y otra muy diferente, es ser tu quien decida pasar por ese trance. Perforarse la piel o incluso tatuársela, conlleva, en la mayoría de las ocasiones, dolor. Nadie se perfora una oreja sin sentir algo de molestia, por no hablar de otras partes del cuerpo, notablemente más sensibles.

Estas palabras no pretenden ser una crítica, ni mucho menos. Tan solo se pretende dejar claro que lo de sufrir por gusto es algo que viene de lejos, como el hecho de hacerse un piercing o tatuaje. Más allá de resultar una moda pasajera, el piercing tiene su historia y su bagaje cultural. Desde hace siglos, el piercing, ha sido una de las formas más habituales de modificar el cuerpo, a lo largo y ancho de todo el mundo. No se trata de una práctica habitual y moderna o exclusiva de los occidentales, al contrario, son numerosas las culturas que han utilizado el piercing con diferentes fines: desde rituales religiosos, hasta símbolos de estatus social, pasando por la expresión personal de identidad, algo más actual.

Civilizaciones antiguas como Egipto, Roma o Grecia, tenían la práctica de perforarse el cuerpo como una costumbre. Tanto los faraones del antiguo Egipto como los soldados romanos, se perforaban el cuerpo. Unos, como símbolo de poder y divinidad; otros como demostración de valentía y virilidad. Los griegos, en su alarde de culto a la belleza, optaban por perforarse las orejas. Sin embargo, como nos recuerdan desde Piercing & Tattoo, distribuidores de todo tipo de piercing al por mayor, no podemos dejar de hablar de las diferentes culturas indígenas, cuando de perforaciones corporales se trata. En estas culturas, los piercing, poseen un profundo significado espiritual y social. Algunas tribus indígenas africanas y americanas, consideran los piercing en labios y orejas como símbolo de paso a la edad adulta, simbolizan el estatus social o la conexión con el mundo espiritual, según el tipo de perforación y su colocación.

Una cultura que trasciende

Mientras que en algunas culturas, la perforación de las orejas, boca o nariz, con la finalidad de colocar ornamentos o joyas, con fines estéticos, en otras, se realizaba como ritual de iniciación a la vida sexual o adulta, como sucedía en las sociedades tribales. El paso de la adolescencia a la madurez, conllevaba a su vez una mayor capacidad de tolerancia hacia el dolor, por lo que este paso tan importante, se conmemoraba con la realización de un piercing. Algunas tribus de Borneo, gustaban de perforar la región de los genitales masculinos, llevando implantes de hueso en el glande.

En otras culturas, el piercing, se asocia a técnicas meramente decorativas, como sucede con los tatuajes, colocarse aros en el cuello o anillos, así como cintas para comprimir los genitales. Por otro lado, las prácticas religiosas de algunas religiones tradicionales de Asía, contaban con la realización de un piercing en las mejillas y lengua como parte de un ritual que daba fe de su estado de trance. Existe documentación sobre este aspecto en religiones como la sufista (corriente mística del islam) o variantes del budismo.

Al mismo tiempo, este tipo de rituales o ceremonias, eran muy comunes en otras culturas como la maya, en la cual, los nobles, agujereaban lenguas, orejas y genitales, como parte de un ritual sangriento, mientras que los fieles devotos, se perforaban la piel durante las fiestas religiosas. La pretensión de estas prácticas, no era otra que romper los límites del ego y trascender el estado de conciencia. Los indios americanos, poseían un concepto similar y realizaban sus danzas rituales en suspensión mediante unos artilugios rudimentarios que atravesaban su piel.

Todo este tipo de prácticas que ha traspasado culturas, tradiciones y han sobrevivido al paso del tiempo, siguen vigentes aunque con notables y considerables variaciones. Durante la época victoriana, por ejemplo, en algunos periódicos mencionaban la existencia de piercing y joyas en pezones y pene. No en vano, uno de los piercing con mayor popularidad, es conocido como el piercing Príncipe Alberto, marido de la Reina Victoria de Inglaterra. Según las crónicas de la época, se contaba que llevaba un anillo en el pene que posibilitaba la colocación adecuada de sus genitales al vestir.

Pese a existir mayor facilidad para la documentación y dejar constancia de la historia reciente, no se puede saber demasiado respecto a este tipo de prácticas en la época moderna. A finales del siglo XIX y principios del XX, la documentación es escasa, aunque existen evidencias de que los piercing de la lengua, pezones y labios, eran algo bastante habitual en la Alemania posterior a la Segunda Guerra Mundial. No obstante, el revival del piercing, vino de la mano del renacer de las técnicas decorativas como el tatuaje. El movimiento punk de la Europa de los setenta, adoptó la colocación de piercing como un claro medio reivindicativo y de provocación que denostaba su disconformidad con la sociedad.

A partir de ese momento, el piercing, paso de colectivo a colectivo, con connotaciones negativas y lejos del glamour: homosexuales o sadomasoquistas, gustaban de perforar sus cuerpos, lo que no se veía bien por aquel entonces. Un mal momento para estos colectivos que no ganaron popularidad con estas prácticas. Sin embargo, poco a poco, el piercing fue abriéndose paso y tocando a las altas esferas de la moda y la cinematografía, perdiendo sus connotaciones negativas y ganando en popularidad.

En las últimas décadas, el estatus del piercing, han cambiado hasta el punto de que no se trata de algo que lleven los marginados por la sociedad, todo el mundo puede llevar uno sin que te señalen con el dedo. Se trata de algo normal que no llama la atención ni implica disconformidad o rebeldía.

Algunas consideraciones sobre los piercing

Puesto que los piercing han sido parte de diferentes culturas y siguen siéndolo en la sociedad actual, no está de más tener en cuenta una serie de consideraciones a la hora de realizarse uno. Antes de tomar la decisión de hacerse un piercing, hay que informarse y elegir el estudio adecuado. Para ello, elegir siempre el estudio que cuente con unas estrictas normas y medidas de higiene y limpieza. Investigar sobre la experiencia que tiene el perforador, puesto que va a hacer un agujero en tu piel, no hay que jugársela.

Buscar opiniones y recomendaciones de amigos o personas que hayan estado en ese estudio, así como el tipo de joyería que utilizan, es esencial para garantizar que el trabajo se realizará convenientemente. Asegurarse de que el estudio utilice materiales hipoalergénicos como titanio o acero quirúrgico. Por supuesto, debes tener en cuenta y asegurarte de que así sea, que se utiliza la joya del tamaño y forma adecuado.

En cuanto a las consideraciones de salud, nada como consultar al médico si existe alguna condición específica que pueda afectar la curación del piercing. No hay que olvidar que hacerse un piercing, implica realizar una herida en el cuerpo y la misma, debe cicatrizar correctamente, ya que existe un importante riesgo de infección en algunas zonas. Tampoco hay que olvidarse de las alergias que pueden producir algunos materiales.

Una vez tomas la decisión de hacerte un piercing, hay que tener presente que requiere unos cuidados, parte crucial para evitar infecciones y asegurar que la curación ser lo más rápida posible. Los cuidados iniciales, consisten en realizar una limpieza con suero, dos veces al día y evitar tocarlo con las manos sucias. Evitar el contacto con productos químicos como el alcohol, el agua oxigenada o pomadas antibacterianas que pueden irritar la piel. Se recomienda encarecidamente no tocar la joya colocada durante el tiempo de curación para evitar que se cierre el agujero.

Hay que prestar atención ante los síntomas de una posible infección que pueden iniciarse con enrojecimiento e hinchazón, aunque en principio esto es normal. En caso de que persista, hay que observar puesto que puede ser un síntoma de infección. Si se produce dolor y secreción en la zona que ha sido perforada, fijarse en si la misma es amarillenta o verdosa, esto si es un claro signo de infección que conviene tratar.

A largo plazo, hay que procurar evitar el traumatismo, no jugar con el piercing ni golpearlo por accidente. Mantener una higiene adecuada y seguir con la limpieza regular, aunque haya terminado de cicatrizar. En el caso de que exista sospecha de la existencia de posibles problemas, no hay que dudar en acudir al profesional que ha realizado el piercing o a un médico.

Con todo esto en mente, si has tomado la decisión de hacerte un piercing, no olvides que el sector evoluciona con nuevas tendencias y estilos como los piercing múltiples, simétricos o la joyería elaborada. Solo tienes que acudir a tu estudio de piercing, elegir el tuyo y el lugar que quieres perforarte para colocarlo y saldrás con tu piercing en pocos minutos.

 

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