La fisioterapia de suelo pélvico son un conjunto de ejercicios y tratamientos dirigidos por un fisioterapeuta que persiguen recuperar el tono muscular en el área de la pelvis, corrigiendo problemas como las pérdidas de orina, el dolor vaginal al orinar o al practicar sexo.
Aclara la revista Medline Plus que el suelo pélvico son un conjunto de músculos y tejidos que, apoyándose en la pelvis, forman un cabestrillo que sujetan una serie de órganos internos como la vejiga, el útero y los intestinos. Por diferentes causas, el suelo pélvico puede debilitarse o lastimarse. Ocasionando problemas y malestar en la zona.
Durante el parto y el embarazo, el suelo pélvico de la mujer sufre una fuerte presión que puede hacer que esta musculatura se destense. Muchos ginecólogos recomiendan a las madres visitar a una fisioterapeuta de suelo pélvico después de efectuar el parto. Esta no es la única situación que puede afectar a esta zona del cuerpo de la mujer. La obesidad, el envejecimiento, los tratamientos con radiación o las operaciones de cirugía en el abdomen son condiciones que pueden dañar el suelo pélvico.
Los daños en esta zona causan problemas embarazosos y dolores agudos que dificultan a la mujer algunas actividades de su vida cotidiana. Las manifestaciones son variadas y se dan de una forma diferente, dependiendo de la gravedad del daño y de la constitución física de la mujer. Estamos hablando de pérdidas de orina, de dolores agudos en el bajo vientre al concluir el día, de estreñimiento habitual o de dolores al orinal o al practicar el acto sexual.
Por suerte, como nos dice la Dra. Jahn Dubery Manchola, fisioterapeuta de suelo pélvico en la Clínica Rafael Guerra, una clínica de fisioterapia en Getafe (Madrid), que presta una amplia gama de tratamientos de fisioterapia y medicina especializada, la tecnología y las técnicas han avanzado considerablemente en los últimos tiempos, lo que permite rehabilitar el suelo pélvico con una gran efectividad.
Pero conozcamos un poco más los problemas que pueden surgir en esta zona.
Problemas que resuelve la fisioterapia de suelo pélvico.
Por diferentes causas, la mujer puede sufrir a lo largo de su vida distensiones, desgarros o contusiones en la musculatura de la zona pélvica que le ocasionan problemas que interfieren en su actividad diaria. Como hemos señalado antes, los síntomas son múltiples y variados, y no se dan igual en todas las mujeres. De todos ellos, podríamos decir, estos son los más habituales:
- Sensación de pesadez en el bajo vientre. La zona aparece hinchada y se siente un tirón o un dolor en la vagina, que se va agravando al finalizar el día o cuando los intestinos se mueven.
- Abultamiento de la vagina. La zona que rodea la vagina se percibe abultada y, a veces, se ve o se siente un bulto que sale de esta.
- Dificultad al orinar. Las mujeres afectadas por estos problemas, aunque tienen necesidad, les cuesta comenzar a orinar o vaciar por completo la vejiga.
- Infecciones de orina frecuentes. Lo que conocemos como infecciones de orina, que no es más que una infección en la vagina o en algún órgano del tracto urinario, tienen diferentes causas. De todos modos, la distensión del suelo pélvico contribuyen a que estas sean frecuentes. Ya que al estar la musculatura distendida, no pueden cerrar bien los orificios.
- Pérdidas de orina. Debido a esta relajación excesiva de los músculos, a la mujer le cuesta controlar el esfínter. Por lo que es normal que sufra pérdidas involuntarias de orina, sobre todo cuando ríe, hace ejercicio o tose.
- Dificultad para llegar al baño a tiempo. Relacionado con esa falta de control sobre el esfínter, cuando la mujer tiene la vejiga llena y necesita evacuar, le cuesta mucho retener el orín antes de llegar al baño.
- Dolor al orinar y/o mantener relaciones sexuales. Los músculos que accionan el aparato urinario están demasiado distendidos. Lo que causa dolor al extenderlos y comprimirlos. Por otro lado, es frecuente, que la parte interna de la vagina se encuentre dolorida e irritada. Por lo que se puede sentir dolor al orinar, o al practicar sexo, sobre todo durante la penetración o si se ejerce presión sobre esta zona.
- Pérdida de materia fecal. La dificultad para controlar los esfínteres no solo afecta al aparato urinario. También atañe al esfínter del ano. Por lo que se puede dar el caso de que la mujer pierda materia fecal procedente del intestino y que tenga dificultad para controlar los gases.
- Estreñimiento crónico. Por el lado contrario, el cuerpo de la mujer puede reprimir la evacuación de excrementos debido a que es un proceso que no puede controlar o que le causa dolor.
Beneficios de esta fisioterapia.
La fisioterapia de suelo pélvico tiene beneficios en cuanto a la calidad de vida y a la salud de las mujeres de diferentes edades, aunque no sientan molestias en esta zona. Estos son algunos de sus beneficios más destacados:
- Mejora del control urinario: Fortalecer el suelo pélvico ayuda a prevenir y reducir la incontinencia urinaria, una condición común en mujeres después de dar a luz y en personas mayores. Un suelo pélvico fuerte permite mejorar la retención y el control de la vejiga.
- Prevención y alivio del prolapso pélvico: El prolapso pélvico es cuando los músculos del suelo pélvico se estiran y se debilitan hasta el punto de que ya no ofrecen soporte suficiente al útero. Este es un fenómeno que suele producirse durante el embarazo. Trabajar con fisioterapia la zona permite recuperarnos de él o prevenirlo, al fortalecer los músculos.
- Mejora de la salud postparto: Tras el parto, muchas mujeres experimentan debilitamiento del suelo pélvico. La fisioterapia ayuda a rehabilitar estos músculos, promoviendo una recuperación rápida y efectiva y reduciendo la probabilidad de desarrollar incontinencia urinaria o disfunciones.
- Disminución del dolor pélvico: Al trabajar sobre la tensión muscular, la fisioterapia alivia el dolor pélvico, que puede estar relacionada con una variedad de causas como tensiones musculares, endometriosis o cicatrices de cirugías previas. Los ejercicios permiten recuperar la flexibilidad y reducir la presión.
- Mejora de la salud sexual: La fisioterapia de suelo pélvico favorece una mayor sensibilidad y control en los músculos pélvicos, lo cual puede ayudar a reducir el dolor durante las relaciones sexuales y aumentar el placer.
- Mejora el control intestinal: Además de la vejiga, el suelo pélvico ayuda a controlar el funcionamiento del intestino, siendo útil para quienes sufren de incontinencia fecal o estreñimiento.
- Aumento de la estabilidad y de postura: Los músculos del suelo pélvico están estrechamente relacionados con la estabilidad del tronco y de la columna vertebral. Un suelo pélvico fuerte ayuda a mantener una postura corporal adecuada y previene dolores de espalda.
- Beneficios para deportistas: Para deportistas, especialmente aquellos que practican deportes de alto impacto, este tratamiento contribuye a reducir el riesgo de problemas de suelo pélvico, mejorando la resistencia muscular y previniendo posibles lesiones en la zona.
- Preparación para el embarazo: Las técnicas de fisioterapia de suelo pélvico preparan los músculos para los cambios que ocurren durante el embarazo, mejorando la flexibilidad y la capacidad de soporte de la zona pélvica.
Ejercicios de Kegel.
Los ejercicios de Kegel son una serie de ejercicios que puede realizar cada mujer en su casa y que los concibió el Dr. Arnol Kegel para prevenir las pérdidas de orina a mediados del siglo XX. Un problema habitual entre las mujeres de todo el mundo en aquella época. La página web de la Unidad de la Mujer de la Clínica Ruber indica que con el tiempo se descubrió que esta rutina de ejercicios era útil para fortalecer la musculatura del suelo pélvico y prevenir el prolapso.
El suelo pélvico está formado por músculos. Como sucede con todos los músculos del cuerpo humano, se pueden trabajar y fortalecer por medio del ejercicio. En este caso, este programa se basa en fortalecer el “elevador del ano”.
El elevador del ano es una lámina muscular, presente en el suelo pélvico, que tiene forma de diagrama y que está conformado por tres músculos interconectados. Estos músculos nos permiten controlar los esfínteres, tanto urinario como fecal, y refuerzan la consistencia muscular de la zona.
El programa de ejercicios de Kegel se basa en una secuencia de repeticiones de contracción y relajación del esfínter vaginal. Para saber si tenemos un buen tono muscular en la zona siempre podemos hacer el “test stop pipí”. Consiste en que cuando la mujer está miccionando, dejar salir un chorrito de orina para después detenerlo. Esto nos indica la fortaleza del elevador del ano.
Los ejercicios en sí se basan en contraer el esfínter de la vagina un segundo y relajarlo 3. Así, durante secuencias de 15 repeticiones. Estas secuencias se alternarán con otras más lentas, en las que contraemos durante 5 segundos y relajamos otros 5.
Con este programa, practicándolo 3 veces al día, podemos fortalecer la musculatura del suelo pélvico. Aunque, en situaciones graves o preocupantes, siempre es recomendable visitar al fisioterapeuta.